jueves, 15 de diciembre de 2016

BMW Serie 1 M Coupé E82




Gracias a mi trabajo he tenido la oportunidad de conducir coches de hasta 700cv de potencia, pero un buen coche no es solo power! -como diría nuestro amigo Clarkson- es mucho más, un conjunto de sensaciones que da al conducirlo.

Hoy me voy a centrar en el niño de mis ojos, el que a día de hoy ha sido el más excitante a mi forma de entender la conducción, el fantástico BMW Serie 1 M Coupé. Un raro entre los raros del que solo se querían fabricar 3.000 unidades pero que la marca bávara se vio obligada a duplicar su producción debido a la demanda que tuvo.

Sencillo en el interior y espectacular por fuera te anuncia lo que estás a punto de sentir a sus mandos. Cualquiera en aquella época no entendía lo alto de la factura, (se fabricó únicamente de 2011 a 2013) hasta que lo probaban.

Estaba trabajando para la marca cuando pude conducir una unidad de las que se destinaban a pruebas, precioso color naranja, llamativas llantas de 19" con diseño típicamente BMW y todas las chucherías posibles. Solo arrancarlo te das cuenta del potencial del motor N57 (3.0 biturbo de seis cilindros en línea) el sonido ronco del escape firmado por ///M pone voz a 340 cavallos que desde el primer momento parecen muchos más.


El cambio es duro y manual, sin opción a uno automático, la dirección es directa y el volante grueso y deportivo, la suspensión tiene un tarado que notas al pisar un hueso de oliva por la carretera. Ahora mismo estarás pensando que lo estoy poniendo verde, pero no es así. Para mí todo lo anterior es bueno, buenísimo.

Sales de las incomodidades del tráfico urbano y de esquivar alcantarillas del suelo porque la primera vez que has pisado una lo has sentido en los riñones y empieza el baile. En una carretera de curvas después de haber seleccionado el modo de conducción ///M el volante dibuja con la precisión de un bisturí el camino a seguir de las ruedas delanteras, el pie derecho catapulta el ancho BMW entre los giros, la suspensión mantiene tu culo pegado al asfalto y ¡el sonido qué decir del sonido!, ronco y subiendo de vueltas como solo los seis cilindros en línea sabe hacer BMW a parte de esa patada desde la parte más baja del cuentarrevoluciones hasta las 7.000 vueltas.

Un deportivo como los que no se fabrican, un auténtico old school, que si bien no es el mejor acabado en el interior ni el más cómodo en el día a día, te arrancará más sonrisas que un monólogo de Dani Rovira.

Aún a día de hoy, cuatro años hace ya, aún seguimos enamorados.

Qué le vamos a hacer el amor es así, ni cuerdo ni lógico.


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