jueves, 17 de noviembre de 2016

BLOCKBUSTER: Saga The Fast & The Furious


Quiero empezar esta serie de entradas para referirme al cine que apoya parte de su protagonismo en la automoción, sin hablar de términos más allá de la pura diversión delante de la pantalla y de una forma puramente crítica (para bien o para mal).

Como cinéfilo consumado quiero hablar de una de las sagas que más se han desarrollado en torno a los coches, no es que sean imprescindibles en nuestro mundo petrolhead pero sí lo han hecho para favorecerse del marketing que ello les ha proporcionado.

A excepción de la primera que apareció en 2001 y que parecía que entraría en el mundo de la personalización del automóvil y su cultura, el resto se han convertido en películas de acción con persecuciones y dejando el motor en segundo plano, en algunos casos incluso ninguneado.

Me parece que perdieron una oportunidad de oro para haber seguido el hilo argumental por ahí en vez de convertirse en una saga de películas de acción sin más de las que hay muchísimas en cartelera.

La segunda parte 2 Fast 2 Furious se dedicó exclusivamente a alargar la trama de una forma bastante torpe manteniendo a Paul Walker pero sin Vin Diesel. Aparecían caras nuevas para darle un poco de frescura pero no acabaron de conseguirlo. A partir de la tercera que parecía que se centraba un poco más en los coches de nuevo -imperdonable el mustang de primera generación con motor Nissan- , perdió mucha frescura y cada film que se ha estrenado después no hizo más que bajar el interés para mi al menos.

Cuando indagas un poco en sus protagonistas te das cuenta que les habría sido fácil dado que en el reparto habían auténticos locos de las cuatro ruedas, sin ir más lejos el malogrado Paul Walker o Sung Kang que aparecía en la tercera de la saga y acompaña estas líneas.




Al final el mercado manda y el hilo argumental lo paga, supongo que les daba miedo hacer una serie de una temática encasillada.

Sin más recomendar que las veáis, pero sin más pretensión que engullir unas palomitas en el sofá de casa y pasar un rato de "no pensar", no hay que buscar geniales giros argumentales ni sorprendernos con acrobacias imposibles a bordo de coches porque todo cumple su cometido, entretener sin más.

Eso sí atención especial a auténticas joyas en las películas desde Dodge Charger del 69, Jensen Interceptor del 71 o un precioso Ford Escort Rs1600 de 1970, mis preferidos en la sexta entrega.


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